Existen
cuatro tipos principales de té (blanco, verde,
Oolong, y negro), pero a ellos hay que sumar las múltiples
variedades existentes dentro de cada categoría,
que suman más de 3000 tés de todo el
mundo y son el resultado de los diferentes métodos
de elaboración de la planta.
Té
blanco: Se
produce a escala muy limitada (de ahí lo elevado
de su precio) en China y en Sri Lanka. Las yemas nuevas
se recolectan antes de que se abran, se dejan marchitar
para que se evapore la humedad natural y a continuación
se desecan. Las yemas rizadas presentan un aspecto
plateado (a veces se las denomina Silver Tip) y de
ellas se obtiene una infusión de color pajizo
muy pálido.
Té
verde: Té
sin fermentar. La elaboración se inicia al
dejar secar las hojas recién cogidas, a las
que después se aplica un tratamiento de calor
para detener la fermentación que provocaría
la descomposición de la hoja. Concretamente
se someten a un proceso de cocción al vapor
y de secado al fuego que detiene la fermentación
de las enzimas. Las hojas luego se extienden y se
secan antes de que se les prenda un último
fuego que impide cualquier fermentación.
Té
Oolong: El
té Oolong es un té semifermentado que
se elabora principalmente en China y en Taiwan. Se
encuentra entre el té negro y el té
verde. Los brotes tiernos del té se ponen a
secar afuera entre 30 y 60 minutos, luego se secan,
adentro, extendiéndolos suavemente con la mano,
durante 6 a 8 horas. Al resecarse, el proceso de fermentación
se detiene, y entonces se procede a la extensión
y el secado. Después de secarse al fuego una
última vez, el té Oolong se separa en
grupos y se empaca en latas de té o bultos
a granel.
Té
negro: Los
métodos y variedades difieren considerablemente
según la región productora, pero el
proceso siempre incluye cuatro pasos básicos
: marchitamiento (para hacer flexible la hoja y poder
enrollarla sin que se rompa), enrollado (para romper
las células y facilitar las reacciones químicas
de la fermentación), fermentación (la
verdadera transformación para convertirse en
té negro) y secado (detiene la fermentación
en el momento deseado).
Con el método tradicional "ortodoxo"
se obtienen partículas más gruesas.
Con el método CTC (triturar, cortar, enrollar)
las hojas quedan más desmenuzadas, lo que resulta
ideal para las bolsitas de té por ser la infusión
más rápida y fuerte.
